jueves, 1 de septiembre de 2011

La "borrachera" de las profundidades... y de las superficies.


          De todas las enfermedades que afectan a los buceadores, la más común (y, pese a eso, la más imperfectamente conocida) es la "borrachera" de las profundidades. A causa de ésta, el 29 de junio de 1997, una médica Argentina murió en el Mar Rojo, uno de los lugares más atractivos para el buceo.
       Los científicos que se dedican a estidiar este mal llegaron a la conclusión de que el ascenso rápido a la superficie determina una descompresión violenta del organismo (de ahí el nombre de enfermedad por descompresión). Ésta se debe a que el nitrógeno disuelto en la sangre deja de ser soluble en el plasma por el descenso de la presión y se separa de él, formando burbujas, las cuales impiden el flujo sanguíneo normal. Esto ocasiona mareos, dolores en las articulaciones, fatiga e, incluso, inconciencia, que pueden llevar a la muerte.



        En realidad, lo que hizo posible que esta enfermedad se convirtiera en relativamente común fue la invención de la bomba de aire en 1645 ,y después, del cajón neumático en 1841. Éste consistía en una cámara de aire comprimido, y fue utilizado en la construcción de túneles: los obreros entraban en un cajón neumático, a través de una esclusa de aire, y trabajaban en una atmósfera que impedía la filtración del agua circundante, pero cuando se los sometía a descompresión  experimentaban los mismos síntomas que los buceadores.
        Fue durante la construcción del puente de Saint Louis (Missouri), a principios de la década de 1870, que el miedo a la enfermedad invadió a la población. Por entonces, el mal afectó a 119 obreros, de los cuales 14 murieron.
          Poco después, en 1877, Paul Bert descubrió la formación de burbujas. Este fisiólogo francés aclaró que el responsable de los efectos de la descompresión era el nitrógeno, y no el oxígeno, porque este último se metaboliza en los tejidos.

           Los tratamientos modernos de enfermedad tienen sus orígenes en las observaciones del siglo XIX. La clave del tratameinto es la recompresión y la descompresión lentas mientras se respira oxígeno. Es decir, el buceador debe realizar un descenso y un ascenso lento de las profundidades para permitir la acomodación del organismo. Por eso, cuando los buzos ascienden a la superficie con lentitud, el nitrógeno disuelto se elimina normalmente por vía pulmonar.
Maffia Florencia.

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